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Marzo

Foto del escritor: PosdatateescriboPosdatateescribo

Era mi mes preferido, sabía que llegaba mi día preferido del año. Realmente no te voy a mentir, soy un poco una niña pequeña cuándo llega mi cumpleaños. Me encanta el hecho de compartir un día tan especial con las personas que más quiero, con mi familia, sentir que mis amigxs aún sin verlos todos los días están para hacerme el día un poco más llevadero y mucho más feliz.

Todo el mundo seguía haciendo su vida y el mundo seguía girando aunque desde hacia meses había un tema en otra parte del mundo que empezaba a generarnos incertidumbre pero no mucha, solo la justa.

12 de marzo, un día que por mucho que nos empeñemos no vamos a olvidar. Se decreta el estado de alarma y con ello la nueva palabra de nuestro diccionario: confinamiento. No sabíamos mucho que significa eso, pero como muchxs me lo tomé como un descanso de catorce días que me permitiría descansar del trabajo y tener tiempo para mí. La incertidumbre empezó a hacerse más grande y por más que quisiéramos ocultarlo todxs íbamos un poco perdidxs con lo que estaba pasando.

Empieza el confinamiento oficial y el primer día era mi cumpleaños. Me levanté por la mañana sin saber mucho como me iba a organizar todo lo que tenía que hacer de tareas académicas, pero cuál fue mi sorpresa que me encontré la casa decorada. Alguien había querido hacerme el día un poco más ameno. Empecé a recibir mensajes y llamadas que me animaban el día sin saber todavía lo que estaba por venir. El día fue pasando sin mucha pena, pero tampoco mucha gloria, era un día especial, yo lo notaba, me estaba perdiendo algo. Ya había terminado de cenar y mientras respondía unos mensajes recibí una llamada: - ¡Oye, Feliz cumpleaños!! Mira por la ventana. - ¡Muchas gracias amor! ¿Cómo? - ¿No oyes la música? Asómate ¡Vamos!


Abrí la ventana y saqué la cabeza con timidez sin saber muy bien que estaba pasando y empecé a ver toda la calle de altavoces y música. Dos de mis amigos se encargaron de decirle a toda la calle que era mi cumpleaños y en tiempos de confinamiento cualquier distracción era poca así que ya te puedes imaginar la que se montó en la calle. Todo el mundo desde su balcón, ventana, terraza, me dedicó un minuto para gritar un ¡Feliz cumpleaños! ¡Felicidades! ¡Menudo día eh!Sin darme cuenta gente con la que me cruzo cada día y apenas nos intercambimos un triste hola o adiós por cortesía hicieron mi día el más especial de todo el confinamiento. Por mucho que quiera estoy segura que este cumpleaños no lo olbidaré nunca. No me voy a dejar el detalle de que él me escribió pero lo he dejado para el final para que veas que tanta importancia, pues no tiene.

Pasaron los catorce días que en teoría estaríamos en casa y cuál fue nuestra no sorpresa, nos tendríamos que quedar catorce más. No teníamos ni idea,pero lo que estaba por venir, era feo, muy feo.

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